martes, 26 de octubre de 2010

Los principios, reglas y normas constitucionales

Lo que cuenta, es la idea del derecho, de la Constitución del código, de la ley, de la sentencia'. La idea es determinante que, puede prescindirse de la “cosa” misma. Y, cuando la idea no existe o se disuelve, el derecho «positivo» se pierde en una Babel de lenguas incomprensibles

1. La transformación de la soberanía

Para el Estado de cara al interior es la necesidad de anular a sus antagonistas y de cara al exterior, la tendencia alimentada por la economía y la ideología al imperialismo a la catolicidad en el sentido de la teología política de Carl Schmitt. El Estado soberano no podía admitir competidores.

Desde la perspectiva interna, la soberanía indicaba la inconmensurabilidad del Estado frente a cualquier otro sujeto y, la imposibilidad de entrar en relaciones jurídicas con ellos. Frente al Estado soberano no podían existir más que relaciones de sujeción. Desde la perspectiva externa, los Estados se presentaban como fortalezas cerradas, protegidas por el principio de la no injerencia. La soberanía se expresaba, mediante la reconducción de cualquier manifestación de fuerza política a la persona soberana del Estado.

El derecho relativo a esta persona soberana y a sus órganos era el derecho del Estado, cuyo significado era la idea de un derecho creado exclusivamente por el Estado y puesto exclusivamente a su servicio. La soberanía estatal era así el punto de partida y de retorno de este derecho, el criterio de sentido y orientación de todos sus elementos.

2. La «soberanía» de la Constitución

Los conceptos empleados son los cuales ya no producen significados unívocos y estables. El rasgo más notorio del derecho público actual es la pérdida de la posición central. Y ello constituye, una novedad de absoluta importancia, porque comporta una consecuencia capital: al faltar un punto unificador tomado como axioma, la ciencia del derecho público, puede formular, proponer y perfeccionar sus propias categorías pero éstas no pueden encerrar y reflejar en sí un significado concreto definible, a priori como sucedía cuando la orientación venia dada desde la soberanía del estado.

Las sociedades asignan a la constitución no la tarea de establecer directamente un proyecto predeterminado de vida en común, si no realizar las condiciones de posibilidad de la misma; la asunción del pluralismo en una Constitución democrática es una propuesta de soluciones y coexistencias posibles y no un proyecto ordenador que pueda asumirse como un a priori de la política con fuerza propia.

3. La ductilidad constitucional

La coexistencia de valores y principios, sobre la que debe basarse una Constitución para cumplir con sus cometidos de unidad e integración y no hacerse incompatible con su base material pluralista.

Los términos a los que hay que asociar la ductilidad constitucional son la coexistencia y el compromiso. La visión de la política que está implícita no es la de la relación de exclusión e imposición por la fuerza, sino la inclusiva de integración a través de la red de valores y procedimientos comunicativos.

4. La aspiración a la convivencia de los principios

La condición espiritual del tiempo en que vivimos podría describirse como la aspiración a muchos principios o valores que conforman la convivencia colectiva: la libertad de la sociedad, pero también las reformas sociales; la igualdad ante la ley, y por tanto la especialidad de las reglas jurídicas; el reconocimiento de los derechos de los individuos, los derechos de la sociedad; la valoración de las capacidades materiales y espirituales de los individuos, también la protección de los bienes colectivos frente a la fuerza destructora de aquéllos; el rigor en la aplicación de la ley, pero también la piedad ante sus consecuencias más rígidas; la responsabilidad individual en la determinación de la propia existencia, pero también la intervención colectiva para el apoyo a los más débiles, etc.

Si cada principio y cada valor se entendiesen como conceptos absolutos sería imposible admitir otros junto a ellos. Es el tema del conflicto de valores, el imperativo teórico de no contradicción válido para la scientia juris no debería obstaculizar la labor, propia de la jurisprudentia, de intentar realizar positivamente la concordancia práctica de las diversidades e incluso de las contradicciones que, aun siendo tales en teoría, no por ello dejan de ser deseables en la práctica, sino principalmente mediante soluciones acumulativas, combinatorias, compensatorias, que conduzcan a los principios constitucionales a un desarrollo o declive conjunto.

De la revisión del concepto clásico de soberanía, una unidad dúctil, deriva de la exigencia de abandonar la que podríamos llamar soberanía de un principio polírico dominante del que puedan extraerse deductivamente las ejecuciones concretas sobre la base del principio de exclusión de lo diferente.

La dogmática constitucional debe ser como el líquido donde las sustancias que se vierten los conceptos mantienen su individualidad y coexisten, aunque con ciertos movimientos de oscilación, y, sin que jamás un sólo componente pueda imponerse o eliminar a los demás. Puesto que no puede haber superación en una síntesis conceptual que fije las relaciones entre las partes, degradándolas a elementos constitutivos de una realidad conceptual que las englobe con absoluta fijeza, la formulación de una dogmática rígida no puede ser el objetivo de la ciencia constitucional.

El único contenido sólido que la ciencia de una Constitución pluralista debería defender rigurosa y decididamente contra las agresiones de sus enemigos es el de la pluralidad de valores y principios.

Los hombres y los juristas inflexibles y sin matices no se compadecen con el tipo de vida individual y social que reclama el Estado constitucional de nuestro tiempo. Su presencia, además de ser fuente de fragilidad y emotividad, constituye un potencial de asocialidad, agresividad, autoritarismo, no sólo de inconstitucionalidad, sino también de anticonstitucionalidad.

El Hermetismo y su arraigo en los hombres.

De acuerdo con la generalidad de los hermeticos, esta corriente mas que ser solo una manera de identificar el pensamiento de una persona que vivió hace miles de años, hoy día sigue siendo entendida como una luz en el camino para muchos, ya que Hermes, su fundador, considerado maestro de maestros, ha sido identificado como un guía de cultos paganos, un gran alquimista y hasta un dios, pero sea lo que sea, su nombre y herencia cultural ha llegado a nuestros días.

Es indiscutible que de una u otra manera, el Kybalión, texto recientemente creado por los tres iniciados en los albores del siglo XX, se recoge y enaltece el trabajo del paso de Hermes Trismegisto por este planeta en la geografía del antiguo Egipto. Este texto principalmente toca aquelloque el mismo denomina los 7 principios, los cuales se enlistan y explican a continuación:
  1. Mentalismo. El Todo es mente; el universo es mental.
  2. Correspondencia. Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba. Afirma que este principio se manifiesta en los tres Grandes Planos: El Físico, El Mental y El Espiritual.
  3. Vibración . Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra.
  4. Polaridad. Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.
  5. Ritmo. Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación.
  6. Causa y efecto. Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte o azar no es más que el nombre que se le da a la ley no reconocida; hay muchos planos de causalidad, pero nada escapa a la Ley.
  7. Generación. La generación existe por doquier; todo tiene su principio masculino y femenino; la generación se manifiesta en todos los planos. En el plano físico es la sexualidad.
 Desde la óptica de estas máximas, podemos explicar todo, absolutamente todo, y caray, la verdad es que si uno pone un poco de ainco y detalle en las lineas que conforman cada principio la verdad es que uno pudiera encontrar respuestas a cosas y situaciones que de primera mano parecieran que no las tienen.

Vienen a mi mente estudios y trabajos que hablan respecto a temas prohibidos por la iglesia católica respecto a la vida de Jesus, considerado el mas grande profeta que ha pisado esta tierra para algunos, y el hijo de dios para otros, pero al final un ser que cambió al mundo, que ha sido seguido hasta la muerte por muchos hombres, otros han matado en su nombre, Etc, lo que denota un gran poder de convocatoria a ya mas de 2000 años de su llegada.

Con estas reflexiones, y ahora comparando a los 7 principios hermeticos con la cultura de la religiosidad, encuentro varios puntos de acuerdo, el principio primero que versa que el todo es mente y el universo es mental, se identifica con aceptar que dios es y debe de ser el todo, para lo cual se puede señalar el primero de los 10 mandamientos, el cual versa amaras a dios sobre todas las cosas; y si esto es asi, dos líneas diversas en tiemo y espacio reconocen la superioridad de un algo, el cual tiene poder de vida y muerte de todo lo tangible y conocido.

Me resulta importante hacer notar que el hombre sin importar su epoca y latitud, finge o cree en la existencia de un algo superior que tiene el poder de hacer y deshacer, de dar y quitar, en general un poder infinito, con lo cual puedo entender la debilidad y miedo del ser humano respecto a su finita existencia, buscando el prolongarla y justificando su continuidad ilimitada.

Otros principios hablan del orden, del estado corecto de las cosas, y a través de la filosofia, cabria la pregunta cual es el estado correcto de las cosas; la religión dice que es el amor a dios y el seguir sus pasos y enseñanzas, incluso los ateos siguen la regla de no seguir a nadie, sino solo ser racionales, pero siempre respetando el bien a los demás, en cuanto a los 7 principios solo son las guías de como es la realidad, de que es eso que nosotros conocemos como realidad, mejor dicho, su fenomenología.

En conclusión, me parece que el poder vivir en paz con uno mismo, bajo la primicia de los 7 principios, del decalogo de Moises, de la conducta debida o de lo que sea que se quiera seguir siempre que no se dañe a otras personas en ninguna forma, es el secreto de vivir en paz y de ayudar al projimo.

El Kybalión me parece una lectura agradable para ampliar el bagaje cultural y encontrar una nueva forma de ver y tratar de conocer la realidad, pero solo eso un medio para ver una nueva perspectiva de la realidad, pero no para afirmar categoricamente que asi es el mundo.