miércoles, 1 de septiembre de 2010

Ensayo respecto al "El Homo Videns" de Giovanni Sartori

¿Qué pasa con nuestra forma de vida actual? y digo actual, pensando desde hace 50 años a la fecha, pues bien, la pregunta brinda la oportunidad para hablar de un sinfín de temas posibles, ya sea de salud, cultura, justicia, libertad, Etc., pero fijemos nuestra atención específicamente en la parte tecnológica y por ende en la cultural de este devenir histórico, obedeciendo con esto a los temas que Giovanni Sartori aborda con singular desarrollo de ideas en su obra “El Homo Videns”.

La obra que motiva las líneas siguientes, es una obra relativamente reciente que al final de su lectura, más que aclarar tópicos, permite ver una realidad distinta respecto a los hombres de nuestros días, poniendo sobre la mesa la innegable posibilidad de auto determinar, al menos en principio, nuestra relación con la televisión y quizá con algunos otros medio tecnológicos actuales.

Primero, sentemos las bases con las cuales Sartori comienza su disertación en su obra, y después tratemos de hurgar en esos elementos para formar una opinión propia que se transforme en conclusiones valiosas. En este tenor caminemos por los diversos capítulos del texto en el orden de aparición.

En un primer momento nos enfrentamos a una severa crítica hacia la imagen y su relación con el televisor, concordando con el autor al hablar del hombre como el ser inteligente que con base en su trabajo ha facilitado sus labores cotidianas, lo que le ha permitido mayores tiempos de ocio y en una relación proporcional, seguir buscando nuevas maneras de facilitar aún más su vida. Pero ¿qué sucede con esa máquina a la que se ha denominado la caja de los sueños, a saber, la Televisión?

Desde la aparición de la TV, el mundo revolucionó aún más de lo que con otros grandes inventos de comunicación anteriores, convirtiéndose hasta el día de hoy en el medio de comunicación de mayor alcance en el mundo, y esto es innegable, solo basta observar los estudios y estadísticas que señalan el número de personas que tienen acceso a un televisor y obviamente a sus contenidos.

La mayoría de la gente que se precia de tener una amplia cultura, invariablemente señalará que lo hizo a través de la lectura de muchos libros, y esto no debiera de extrañarnos ya que el conocimiento se nos ha dicho que se encuentra en las bibliotecas, y que hay que ir ahí a obtenerlo, siendo las clases de cualquier nivel escolar, solo la guía para tener éxito en esa búsqueda de conocimiento; así las cosas que de primera instancia coincido con el autor en el sentido de que la televisión ha venido a convertirse en muchos casos la rededor del mundo en una maestra, niñera y hasta madre sustituta, y para muestra el claro ejemplo en el que una madre cuando su pequeño hijo aun ni siquiera habla, ya es puesto frente a la televisión para que se quede tranquilo viendo las caricaturas. Esto denota lo arraigado que tenemos la cultura televisiva y hasta donde ha penetrado en nuestra vida diaria.

En este sentido es claro que la postura que yo comparto es que si bien es cierto la televisión es un medio de entretenimiento para toda la familia, también lo es que no debe de ser solo el medio por el cual nos alleguemos de información, evitando dejar de lado la tan abandonada lectura cotidiana, y muestra de ello lo señalan las estadísticas en la que se indica que el promedio de lectura de un mexicano es de un libro al año, y esto aplicado a solo 6 de 10 personas , siendo también alarmante que esta muestra se tomó de un sector con edad mayor a 15 años, es decir en etapa escolar de instrucción secundaria, preparatoria y profesional.

Permítaseme expresar que no todo es bueno ni todo es malo, y en el caso de la T.V., no es la mala del cuento como nuestro autor trata de hacer parecer, solo que si es certero en señalar que actualmente se le da más peso a lo que la televisión muestra por la facilidad que representa abstraer imágenes que elementos más complicados como textos, los cuales implican una dedicación y a veces hasta resistencia para alcanzar la página legal de un libro, situación que al ser practicada y superada deja innumerables beneficios, así que en lugar de desechar a la T.V. de nuestras vidas, tratemos de darle el uso que realmente tiene, el ser un medio de entretención y nada más. Así podemos concluir que en esta primera parte del libro realiza un análisis de la influencia de la televisión y la televideocultura en la sociedad.

En un segundo momento a través del capítulo de la opinión Teledirigida se analiza como la televisión interviene en la política del país, influyendo en la toma de decisiones, no por lo que la gente realmente piensa, sino por lo que la gente ve, o mejor dicho, lo que le dejan ver los factores de poder con la capacidad económica de acceder a la televisión como medio de difusión, ¿y que se puede esperar de una democracia dirigida a placer por los factores que lo detentan?

Pues de primera mano podemos decir que solo se arrea al rebaño para que camine en cierta dirección, en la dirección del factor con mayor retórica televisiva, dejando de lado el fondo del mensaje y alineándose únicamente con la imagen de la propuesta más estética o carismática, y para ello solo basta indagar un poco en el gran número de especialistas que se dedican al manejo de imagen por parte de figuras “públicas”.

Sin tener que ser un erudito en el tema, se puede inferir que el rebaño caminará por donde el pastor más audaz en el uso y explotación de su imagen quiera llevarlos, siendo una exorbitante minoría la que realmente razone su decisión política con base en argumentos válidos y verdaderos; lo que trae como triste resultado una democracia endeble e incipiente, en perjuicio casi siempre del propio conglomerado, quien al final de cuentas será el conejillo de indias de manipuladores y estrategas políticos.

En torno a este tema y a mi parecer como medio para justificar ciertas actuaciones del gobierno, éste utiliza lo que se denomina como sondeos o encuetas de satisfacción o decisión, medios encaminados a simular escuchar las voces de una supuesta mayoría, que proyecte el sentir nada fidedigno de la gente, la cual al ser tomada casi por sorpresa por parte de los realizadores de dicho ejercicios, emite opiniones sino fuera de lugar, si viciadas o inducidas por las propias preguntas que se les realizan; situación que al final de cuentas deriva en que lo proyectado en imágenes, siga teniendo mayor preponderancia en virtud de la carencia de contenido real de las opiniones tomadas.

En resumidas cuentas a lo largo del capítulo segundo, Sartori denota la inconformidad que le merece el abuso que de la televisión se hace, bajo la supuesta premisa de ser una herramienta coadyuvante de difusión y comunicación imparcial y objetiva entre gobernados, gobierno y en algunos casos, las teledifusoras, quienes sirven pleitesía al detentor del poder.

Un tercer capítulo denominado ¿y la democracia?, aborda temas similares a los de su antecesor, solo que enfocados prioritariamente al poder del pueblo en todas sus vertientes y variantes. De cualquier manera la línea de ataque del autor a la TV se mantiene, aunque ahora con los tintes propios de conflictos electorales, pero siendo rescatable a mi parecer el comentario respecto a que la video política crea la emotivación en el telespectador, generando así momentos eufóricos en las personas que ven desde su asiento, las imágenes de los grupos de poder, presión y tensión, que luchan por mantener o alcanzar un status político.

Como siempre, quedan muchas preguntas que hacer y plantear en torno a cada uno de los argumentos expuestos por Sartori en esta tercera parte de su libro, pero a la par yo sigo sosteniendo que todos somos influencia e influenciables al mismo tiempo, y si bien es cierto que los libros son el cofre que guarda el tesoro del conocimiento, también lo es, que como el mismo autor reconoce, existen bondades de todos los medios masivos de comunicación actual, desde el tempranero diario, hasta las páginas web dedicadas a la difusión del conocimiento en todas sus expresiones.

Por último en una cuarta etapa del libro, el apéndice, se expresan de cierta manera una serie de aclaraciones respecto a justificar el trabajo del Homo Videns frente a los detractores del mismo y de su creador, espacio en el que a través de frases populacheras como “el huevo o la gallina”, aclara aspectos que según yo, ya se daban por hechos, dejando en este final, una explicación conclusiva de su obra, de la cual hay que destacar que frente a toda la problemática planteada actualmente, la televisión, o mejor dicho, las empresas emisoras que le dan contenido, se preocupan hoy día prioritariamente de los puntos o niveles de rating , en lugar de la calidad de la programación, y entiéndase calidad no en el sentido de lo más caro es lo mejor, sino más bien, contenidos que verdaderamente aporten cosas positivas a los espectadores.

La televisión ha revolucionado al mundo, y tan importante es el aparato en nuestras vidas, que una madre castiga a sus hijos cuando cometen alguna falta, dejándolos con las ganas de ver su programa favorito, lo que invariablemente es una pena cuando es un pequeño; otro claro ejemplo de su importancia lo encontramos en el estadio de futbol (principalmente), en donde encontramos aficionados que llevan su T.V. portátil para poder ver la repetición de una jugada importante de su equipo, perdiendo importancia el hecho de estar en vivo en el lugar de la transmisión.

Ejemplos hay muchísimos respecto de lo que la T.V. hace hoy en nuestras vidas, que decir de las novelas, cuantas personas (principalmente amas de casa), prefieren cambiar sus actividades diarias de modo tal, que les permita disponer de 30 ó 45 minutos al día para ver la comedia de “Lucero” .
De cualquier manera se debe de estar expectante respecto a cuál será el futuro de la televisión y sus secuelas, tanto positivas como negativas, esperando que lo que está mal en cuanto a su uso, mejore, y lo que está bien se mantenga sin cambios y de igual manera tenga un desarrollo benéfico.

No podemos decir que ver televisión sea incorrecto o perjudicial, pero si podemos afirmar que su uso se ha desvirtuado, en lugar de ser el medio informativo de mayor penetración, se ha convertido en el mayor medio de control ideológico deformativo, siendo cierto lo que afirma el autor del Homo Videns, que se está perdiendo al homo sapiens, por el homo videns, y recordemos que sin el primero, nunca hubiera existido el segundo tal y como lo ve Sartori, ¿será que el videns mejorará al sapiens en el proceso de formación cognoscitiva?, eso solo el tiempo lo dirá.

1 comentario:

  1. Creo que la pregunta a tu conclusión ya fue respondida. El tiempo ya se manifestó, procreando sociedades menos pensantes y facilistas...

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