lunes, 22 de noviembre de 2010

La Transparencia y el Derecho

Cada día existen más actividades que dependen para su correcta realización del uso de la informática, entendida esta como la ciencia que abarca el estudio y aplicación del tratamiento automático de la información, utilizando sistemas computacionales, generalmente implementados como dispositivos electrónicos, aunque podemos decir en general que es la ciencia encargada del procesamiento automático de la información.

Así desde los inicios del hombre y sin tener conciencia de ello en un principio, la información ha sido el elemento que le ha permitido a través de su capacidad racional, crear y modificar para su beneficio el entorno en el que se desenvuelve cotidianamente, quizás con un inicio rudimentario, pero al final del camino, alentador para seguir almacenando ese tesoro intangible llamado información.

Gracias a ese proceso de acumulación de información, al que de manera general y sin entrar en detalles epistemológicos podemos llamar conocimiento, fue cobrando cada vez mayor valor entre los hombres, ya que a través de él, podían mejorar los diversos aspectos de sus vidas, desde que hierba moler y hervir para calmar un dolor de cabeza, hasta la creación e implementación de los códigos de lanzamiento de un misil nuclear.

Hoy día, es común para todos el hablar y escuchar sobre temas de avances tecnológicos, ya sea en el ramo industrial, farmacéutico, militar, Etc. Lo que nos lleva a olvidar como se originó toda esta vorágine revolucionaria de la creación, compilación, acumulación y manejo de información; reflexiones a las que el actuar del Estado mexicano no ha sido inmune desde la perspectiva regulatoria y participativa.

No se puede abordar un tema, cualquiera que este sea, sin antes establecer aún de manera lacónica, los antecedentes tempranos y tardíos del objeto sujeto a estudio, razón por la cual en las páginas que a continuación se presentan, el lector iniciará un viaje a través de la actividad informativa del estado, desde principios de la edad media (época en la que surge el antecesor del Estado actual), hasta la actualidad, en donde se pretenderá puntualizar en los aciertos y en las áreas de oportunidad que el gobierno del Distrito Federal ha alcanzado y generado respectivamente.

La transparencia en los asuntos del estado, no es una moda, ni una ocurrencia académica de último momento, al contrario; la transparencia  es un concepto que tiene una larga historia intelectual, pasando por etapas de profundos análisis filosóficos, con antecedentes platónicos y aristotélicos, kantianos y a últimas fechas de Bobbio y Habermas.

Es así que puede decirse que la transparencia que está presente en casi todos los grandes sistemas de la elaboración política, siendo un parte aguas de la corriente liberal durante el siglo XVII con los tratados de John Locke, quien afirmaba: “….el poder político solo se puede comprender si lo derivamos de su origen, de aquel Estado en que todos los hombres se encuentran por naturaleza libremente dotados de las mismas ventajas y por lo tanto, depositarios de los mismos derechos que le otorguen el poder tener a l avista de cómo proceden las cosas del Estado”; en donde la frase que todos “tengan a la vista”, se entiende en la connotación democrática y moderna formulada durante el siglo XV del actuar estatal transparente.

No es extraño encontrar en los trabajos de Karl Popper, antecedentes del filósofo Platón, ya que a la luz de éstos, se acuñan de manera metafórica, los términos de sociedad cerrada y sociedad abierta, teniendo como características la primera, un régimen organicista y totalitario que ahoga las libertades individuales con los argumentos de que la verdad sólo está en el Estado y de que la justicia consiste en cada uno ocupe el lugar que le corresponde en una jerarquía social estática.

En el pensamiento platónico, esta idea se traduce en que el conocimiento de la verdad es privilegio de una minoría, y ese privilegio es la clave del gobierno, la llave de la sabiduría política; de ahí que en su obra La República, la sociedad se presenta en un orden jerárquico que supone que las razones y las verdades de la política, junto con las claves de la vida pública y el Estado son accesibles solo para una clase llamada a gobernar. 

En efecto Platón defiende un modelo de aristocracia intelectual, al cual se ha denominado como el gobierno del Rey-Filósofo, mismo que veda o limita el acceso a las decisiones políticas fundamentales a quienes no poseen los atributos intelectuales necesarios para hacerse cargo de ellas.

La Teoría platónica del Rey-Filósofo fue la primera versión de la tecnocracia o el gobierno de los expertos. Dice Norberto Bobbio: “La Tecnocracia y la democracia son antitéticas, la democracia se basa en la hipótesis de que todos pueden tomar decisiones sobre todo; por el contrario, la tecnocracia pretende que los que toman las decisiones sean los pocos que entienden de tales asuntos”.

Bajo este contexto de información de dominio selectivo, surgen los denominados arcana imperi, entendidos estos como los secretos del poder que establecen un circulo en donde hay quienes están dentro (los menos) y quienes están fuera (la mayoría) y por lo tanto jerarquizan  a las personas en relación a su capacidad y conocimiento, no solo académico, sino sobre todo político, ya que el sabio no siempre se encuentra como el titular del poder.

Podemos entender por arcana imperii, a esos secretos que misteriosa y celosamente guarda el gobierno o detentor del poder, argumentando que para que el Estado funcione correctamente, es necesario que cierta información sea reservada por un supuesto bien común, este término de acuerdo al Dr. Jesús Rodriguez Zepeda, se debe a Tácito, quien de acuerdo al académico citado, construyó el término con base en la raíz indo-europea arek la cual significa secreto.

Al paso del tiempo esta idea del secreto de Estado o secreto gubernamental, fue acogido por la iglesia, apareciendo así el arcana eclesiae, entendido ahora como los secretos de la iglesia, institución que ha tenido y tiene actualmente gran poder sobre el grueso de la sociedad.

Permítaseme, dar grandes saltos temporales en la historia de la humanidad, para situarnos ahora en la Edad Media, temporalidad en la que surge el Estado Feudal, donde el titular del feudo, era quien tomaba todas las decisiones incluso sobre la vida y muerte de las personas que se encontraban en sus tierras bajo su protección.

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